22 Nov 1007 CSIC. Santiago de Compostela
Arquitectos: María José Pizarro, Óscar Rueda | Colaboradores: Miguel Chillerón, Alberto Galindo, Laura Montero, Juan Navarro
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«Si nos encontramos en un bosque un túmulo de seis pies de longitud y tres pies de anchura, nos detenemos y una voz grave nos dice: alguien está enterrado ahí. Esto es la arquitectura.» Adolf Loos.
El señalamiento del lugar constituye un rasgo significativo de la relación de la arquitectura con el entorno. Cuando se trabaja en un contexto paisajístico tan significativo como las Brañas de Sar, limitado por la Ciudad de la Cultura en el Monte Gaiás y la propia ciudad de Santiago de Compostela, la edificación debe ser capaz de dar identidad al lugar y cumplir la función social del programa.
En este sentido, el edificio se plantea como una marca en el territorio, sin apenas tocarlo, flotando en el paisaje, a media ladera entre la vaguada del arroyo y el Monte Gaiás. La pendiente se modifica ligeramente para poder recibir un prisma rectangular que se apoya en la cota superior del terreno y flota en la parte inferior, permitiendo liberar una planta baja diáfana a nivel del acceso público que funciona en continuidad con el parque adyacente. El volumen adopta una apariencia translúcida que parece ingrávida sobre la masa verde del paisaje, el cual fluye por debajo del edificio y penetra a través de dos grandes perforaciones en su interior. El resultado es una planta pública permeable que dialoga con el parque donde se inserta y lo potencia, para disfrute de investigadores y usuarios del instituto. En su interior, el prisma se horada capturando las vistas de la cornisa de la ciudad histórica.