RuedaPizarro Arquitectos

María José Pizarro y Óscar Rueda son arquitectos por la ETSAM de Madrid desde el año 1995 y doctores desde el año 2012. Están asociados profesionalmente desde 1996 y juntos forman Rueda Pizarro Arquitectos S.L.P.

 

Su actividad profesional está enfocada hacia los concursos de arquitectura de obra pública, donde han obtenido numerosos premios que les han permitido construir desde edificios de vivienda a espacios docentes, centrándose en la actualidad en la renovación de edificios protegidos.

 

En paralelo, desarrollan labores docentes, de investigación y publicaciones ligadas a su actividad como profesores de Proyectos Arquitectónicos en la ETSAM.

 

 

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Madrid, España

 

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1607 Escuela infantil. Lucca

Arquitectos: María José Pizarro, Óscar Rueda  |  Colaboradores: María Bernardo  |  Proyecto realizado en asociación con Gianluca Pietra (studio Pietra)

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La escuela se organiza como una pequeña ciudad para los niños. Un espacio formativo en un sentido cívico. Sería, recordando los escritos de Aldo Rossi, una “ciudad análoga”. Nos fijamos en la estructura de ciudades amuralladas como Lucca que crean un recinto protegido donde se desarrollan las actividades cotidianas.

La escuela se organiza como la ciudad de Lucca, en sucesivas capas: primero el recinto rectangular -analogía de la muralla-, luego un corredor perimetral -analogía de un deambulatorio-, unos volúmenes exentos con el programa -analogía de las edificaciones- y, por último, un patio central -analogía de la plaza pública como la Piazza dell’Anfiteatro de Lucca-. En el exterior, “extra muros”, el paisaje natural está presente en el parque público próximo a la escuela que incorporamos a la propuesta – analogía de los campos de cultivo y el rio-. Los alumnos de la escuela acceden desde la gran puerta en el lado sur.

La “muralla” se convierte en el elemento que protege, que permite la relación con el entorno natural y a la vez garantiza un aislamiento necesario en estos recintos educativos. En este caso, además, permite una visión aérea desde la parte superior, accesible, para que los niños puedan aprender de su ciudad y de la naturaleza. Es una muralla permeable, un filtro que permite establecer relaciones sensoriales entre los niños y su entorno.

En el perímetro interior de la muralla hay un espacio de circulación, de estancias, de oportunidades, de juegos y de aprendizaje… que enlaza todos los usos de la escuela. En el interior, un gran espacio libre y polivalente es el corazón de la escuela, el espacio cívico y de relación de esta comunidad educativa: un ágora que recuerda la plaza del anfiteatro de Lucca. A él se abren todas las estancias.

La cubierta se convierte en protagonista, como en la propia muralla. Es un espacio de oportunidad para juegos, gimnasia, representaciones al aire libre y observatorio de la naturaleza.